La validez de esta moral es temporal, y por lo tanto no pretende ser una moral sistemática fundamentada en certezas, ni tampoco definitiva. Además, es una moral imperfecta, “de la que hemos de proveernos mientras no se llegue a conocer una mejor” (D.M., Parte III).
Esta moral, acepta como válidas tres máximas o normas cuya validez tan solo es probable, sin embargo, son útiles para conducirnos en la vida y garantizarnos el máximo grado de felicidad y libertad. Es pues, una segunda vivienda segura mientras reforma desde los cimientos la otra, la de la razón teórica.
En el terreno de la filosofía práctica, Descartes no busca la verdad, (al menos por ahora) por ello la primera máxima consiste en el respeto al orden establecido por el estado y la religión antes que dejarnos llevar por el amoralismo o la falta de norma.
Aquí se recoge claramente la influencia de Montaigne, al defender el seguimiento de las leyes, costumbres y la religión del propio país.E s una moral de conformismo, de adaptación al entorno, aunque realmente es comprensible la posición que adopta Descartes si tenemos en cuenta los conflictos político-religiosos que perduran en Europa durante todo el siglo.
Apuesta por la moderación en las acciones y los deseos, y la firmeza en la toma de decisiones (segunda máxima), influyendo aquí el pensamiento aristotélico que defiende seguir las opiniones más moderadas y alejadas de todo exceso. Además con la influencia de los estoicos y sobre todo de Séneca, distingue entre aquello que depende de nosotros y por tanto podemos demostrar y modificar (nuestros juicios, nuestros deseos, etc.) y lo que no depende, (la sociedad, el azar etc.). De manera que si tomamos el control de nuestros juicios podremos alcanzar la felicidad porque el cómo nos afecte la realidad será controlada por nuestra voluntad (tercera máxima).
La razón es importante para definir el campo de nuestra acción, pero ante la falta de verdad, debemos conformarnos provisionalmente con una simple certidumbre, y aunque se corre el riesgo del error, es preferible tomar un principio seguro que nos lleve al error que permanecer en la parálisis. Por ello la moral provisional la podemos considerar como un seguro contra el amoralismo y una guía hasta que la razón pueda decir la última palabra. Distinguiendo entre la razón teórica y la razón práctica y pone demanifiesto que la racionalidad no tiene que superar a la acción. La capacidad de dominar nuestros pensamientos hacen que la influencia del azar sean controlables y no caigamos prisioneros de acontecimientos incontrolables. Como dice el propio Descartes: “imitando en esto a los viajeros que, encontrándose extraviado en algún bosque, no deben vagar errantes (…) sino, caminar lo más recto que pueda hacia un mismo lado, pues, de esa manera, si no llegan a donde desean, al menos acabarán por llegar a alguna parte, en donde probablemente estarán mejor que en medio de un bosque”.
En resumen, el ideal moral para Descartes es el perfecto ajuste entre la voluntad y el entendimiento, en lo que precisamente consistiría la auténtica libertad. Por lo tanto este sería el modelo de sabiduría que propone Descartes en contraposición al de la época.