Por una parte, según esta forma de Gobierno cualquier ciudadano es competente como para desempeñar funciones públicas sin necesidad de preparación y sin tener en cuenta sus conocimientos y valores. Este aspecto de la Democracia para Platón era muy peligroso para la armonía y el buen Gobierno de la comunidad. Para Platón nadie es competente por naturaleza en materia política, se requiere aprender el arte de la justicia.
Por otra parte según Platón en la Democracia ateniense quién realmente gobernaba era una minoría de políticos que abusaban de la incapacidad política del pueblo. Platón los veía como auténticos demagogos, formados y educados por los sofistas, para alcanzar el poder mediante el halago y el engaño, y manipulando los sentimientos de las masas populares por medio del arte de la palabra. En contraposición a lo que opinaban los sofistas, el verdadero conocimiento político no llega con el aprendizaje de habilidades como la oratoria, sino mediante la adquisición del arte de la justicia y del bien.
Por último, la decepción de Platón frente a la Democracia fue ya definitiva cuándo, bajo este Sistema político, se juzgó y ejecutó a su maestro y buen amigo Sócrates el más justo de los hombres, lo cual demostraba que la Democracia no era garantía de justicia.
Por estos motivos, Platón rechaza la Democracia pero también la Oligarquía, y llega al convencimiento de que la toma de decisiones del Bien común no debería reservarse a la gran mayoría, sino a los más competentes en el conocimiento de la justicia y del Bien, estos son los verdaderos filósofos. Cómo alternativa de estas formas de gobierno y como remedio a los malos políticos de su tiempo, Platón propone un Gobierno de filósofos basado en la Teoría Platónica del Filósofo Gobernante, que afirma que los males de la humanidad sólo tendrán remedio cuando el gobierno esté en manos de personas que gracias a la filosofía han alcanzado la sabiduría y la virtud.
La propuesta platónica de filósofo gobernante es aplicar el intelectualismo moral de Sócrates a la política, de modo que solo pueden ser individuos justos y buenos aquellos que saben en que consiste la justicia y el Bien. Platón deduce de aquí que sólo los filósofos pueden ser gobernantes perfectos, pues la filosofía es el único saber que proporciona el conocimiento y la esencia de la justicia y del bien, indispensables para conducirse rectamente a uno mismo y a la sociedad, tanto en la vida privada como pública. Con esto Platón está proponiendo un Estado en el cual el gobierno recaiga en aquellos que sobresalen por su formación, por su superioridad moral de la verdad y del Bien. Para llevar a la práctica esta propuesta política son necesarias dos cosas: En primer lugar seleccionar aquellos individuos que por naturaleza posean ciertas capacidades y cualidades innatas. I en segundo, hay que potenciar esas cualidades naturales mediante una educación adecuada, hasta conducirlas a la contemplación de las Ideas. Sólo después de este largo proceso educativo estarán preparados para gobernar y deberán ser forzados a ello, ya que el Estado es quién financia su formación educativa, los beneficios que se obtienen han de repercutir en la comunidad y no en otros, ni en su propio beneficio.
Basado en la doctrina del filósofo gobernante, Platón imagina una ciudad a la que llama Calípolis como Estado Ideal, una comunidad de individuos que cooperan y se coordinan para vivir, beneficiándose todos de la contribución de todos. Por eso el buen Gobierno debe de poner siempre el Bien común al Bien particular o de un grupo de individuos. Para Platón el bien común más importante es la justicia, entendida como armonía, como unidad y cohesión social.
Además, al igual que el Alma está compuesta por tres partes (Teoría Tripartida del Alma) en el Estado hallamos también tres grupos de humanos naturales: El primer grupo estaría formado por aquellos individuos en los que mandan los apetitos y deseos materiales de la parte apetitiva; el segundo por aquellos en quienes dominan las pasiones de la parte irascible; y el tercero por aquellos en cuya naturaleza predomina la parte racional. Los primeros serían los más adecuados para dedicarse a la producción de bienes necesarios para la vida; los segundos son especialmente aptos por naturaleza para la defensa militar; y los terceros están capacitados para aprender, gobernar y dirigir el Estado.
En el Estado justo que plantea Platón, cada una de estas tres clases sociales naturales ocupará el lugar y la función natural que le corresponde, aquella para la que está mejor preparado por naturaleza. Así se logrará el perfecto funcionamiento social, y la comunidad en su conjunto se beneficiará al máximo del trabajo y de la aportación de todos.
Este Estado sería un Estado perfectamente organizado de acuerdo con los principios de cooperación y de división del trabajo según las capacidades de cada cual. Pero la justicia consiste en la armonía entre las tres clases sociales que lo componen, de manera que hay justicia si hay unión y armonía y se da una perfecta cooperación entre las clases naturales que la forman, de modo que cada una de ellas cumple bien su función: Que los gobernantes desarrollen la virtud de la sabiduría, los guardianes la valentía, y los productores la producción de sus apetitos y deseos. Ahora bien el orden general consiste en la sumisión de lo inferior a lo superior, es decir, la clase inferior del Estado que es la de los productores, se someta a la de los guardianes, y ambas a la de los gobernantes.
BY: Sara y Alba Peris :)
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